Debo empezar diciendo que no conocía nada de las inteligencias múltiples de Gardner y realmente me han impresionado. Cuanto más leo sobre este tema, más ganas me dan de ponerlo en práctica, de hecho en cuanto tenga la oportunidad, me gustaría visitar el colegio Montserrat para ver cómo lo trabajan.
Creo que Gardner tiene razón en todas las inteligencias de las que habla, yo nunca me las había planteado así, pero es cierto que cada uno de nosotros desarrollamos una inteligencia más que la otra, y de eso se trata de que haya gente que sobresalga de unas más que de las otras, de ahí que haya buenos músicos, poetas, deportistas etc.
Lo que hay que tener claro en nuestra profesión como docente, es que cuantas más oportunidades demos a los niños para desarrollar cada una de ellas, más provecho le irán sacando a todas, no debemos pretender que sean unos genios en todas las materias, pero si darles la oportunidad y motivarlos para que puedan desarrollarlas.
Posiblemente ya lo he mencionado en otras ocasiones, pero no me cansaré de repetir la importancia que tienen las emociones. Hasta el momento tan sólo se han preocupado en que aprendamos una materia, temario que pasados unos días prácticamente se nos olvida pero que nos ha servido para que nos pusieran una nota. Cuando yo iba a la escuela, no había momento para las emociones, cómo nos encontrábamos, nuestros sentimientos y preocupaciones poco importaban. Quizás, si en algún momento alguien se hubiera ocupado de esta parte tan importante, las cosas hubieran ido de otra manera.
Han pasado los años y cuando me encuentro con una de mis maestras, me sigue repitiendo las mismas cosas que hace 20 años atrás, “que malo era Luis”, “ la clase parecía un gallinero”, “todo lo que yo sufrí con esa panda de sinvergüenzas”…..
Estas mismas frases las lleva repitiendo desde que yo tenía 11 años, pero lo que no hizo nunca fue preocuparse por lo que estaba pasando. Si Luis para ella era “malo”, debería haber buscado soluciones, interesarse por lo que estaba pasando a su alrededor, pero lo único que hacía era mandar una carta a los padres diciendo que estaba castigado una semana sin ir a la escuela por su mal comportamiento.
Ahora una vez he reflexionado sobre todo los sucedido, me doy cuenta de que Luis era un niño movido, le gustaba hablar en clase y llamar la atención, posiblemente gran parte se debiera a que sus padres se separaron por aquel entonces, y que la maestra, no supo tomar las riendas y favorecer un ambiente adecuado, motivando y trabajando las emociones de los alumnos, sino que hizo todo lo contrario, se proclamó como una víctima de lo que estaba sucediendo y encontró el apoyo del resto de los profesores.
Lo que he querido reflejar escribiendo sobre mi propia experiencia, es que cada día, en las aulas se deberían trabajar las emociones en las aulas, el profesor Toshiro Kanamori es un gran ejemplo de esto, como trabaja la educación emocional es digno de se imitado.
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